Quizá la conozcas ya, Josefa Ros Velasco estudia el aburrimiento desde un punto de vista multidisciplinar que incluye la filosofía, la psicología, la sociología y la antropología. Actualmente, su análisis lo desarrolla dentro de la psicogerontología y la geriatría. Tiene un ensayo, La enfermedad del aburrimiento, en el que enseña a escuchar la voz del aburrimiento.
Gracias, Cuca por tu lectura y por compartir esta referencia. No conocía el trabajo de Josefa Ros Velasco, y me alegra que me la hayas descubierto. Me interesa especialmente esa mirada que sitúa el aburrimiento no solo como experiencia vital, sino como fenómeno atravesado por disciplinas tan diversas como la filosofía o la antropología.
Buscaré su ensayo La enfermedad del aburrimiento. Intuyo que puede enriquecer mucho las preguntas que me rondan desde hace tiempo. Gracias, de verdad, por abrirme esta nueva senda.
El aburrimiento es el fértil campo en el que brota la imaginación. Algo natural en un niño, que increíblemente le estamos negando. Oscuro es el mañana sin sueños.
Gracias, José Manuel. Qué belleza encierra tu reflexión… Coincido plenamente: el aburrimiento, es a menudo un umbral, un territorio fértil donde lo invisible empieza a tomar forma. Me parece muy acertada tu mención a la infancia, ese tiempo en que la imaginación no necesita estímulos externos, sino tan solo un poco de vacío. Dejar a un niño aburrirse es —aunque parezca paradójico— una forma de respeto hacia su mundo interior, hacia su capacidad de soñar, de inventar, de habitar lo inacabado.
Negarles ese silencio fértil es robarles, quizá sin quererlo, el primer laboratorio de su pensamiento. Y como tú dices, sin sueños, el mañana se vuelve opaco. O, peor aún, programado.
Gracias por tu comentario, y por devolverme con él la imagen de una infancia despojada de relojes y pantallas, donde el tiempo aún era materia blanda y porosa.
En sintonía con tus pensamientos en voz alta.
Quizá la conozcas ya, Josefa Ros Velasco estudia el aburrimiento desde un punto de vista multidisciplinar que incluye la filosofía, la psicología, la sociología y la antropología. Actualmente, su análisis lo desarrolla dentro de la psicogerontología y la geriatría. Tiene un ensayo, La enfermedad del aburrimiento, en el que enseña a escuchar la voz del aburrimiento.
Gracias, Cuca por tu lectura y por compartir esta referencia. No conocía el trabajo de Josefa Ros Velasco, y me alegra que me la hayas descubierto. Me interesa especialmente esa mirada que sitúa el aburrimiento no solo como experiencia vital, sino como fenómeno atravesado por disciplinas tan diversas como la filosofía o la antropología.
Buscaré su ensayo La enfermedad del aburrimiento. Intuyo que puede enriquecer mucho las preguntas que me rondan desde hace tiempo. Gracias, de verdad, por abrirme esta nueva senda.
El aburrimiento es el fértil campo en el que brota la imaginación. Algo natural en un niño, que increíblemente le estamos negando. Oscuro es el mañana sin sueños.
Gracias, José Manuel. Qué belleza encierra tu reflexión… Coincido plenamente: el aburrimiento, es a menudo un umbral, un territorio fértil donde lo invisible empieza a tomar forma. Me parece muy acertada tu mención a la infancia, ese tiempo en que la imaginación no necesita estímulos externos, sino tan solo un poco de vacío. Dejar a un niño aburrirse es —aunque parezca paradójico— una forma de respeto hacia su mundo interior, hacia su capacidad de soñar, de inventar, de habitar lo inacabado.
Negarles ese silencio fértil es robarles, quizá sin quererlo, el primer laboratorio de su pensamiento. Y como tú dices, sin sueños, el mañana se vuelve opaco. O, peor aún, programado.
Gracias por tu comentario, y por devolverme con él la imagen de una infancia despojada de relojes y pantallas, donde el tiempo aún era materia blanda y porosa.
Muy bueno y cierto. Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?
¡Hecho! 😉😉😉 ¡Gracias, David!
Genial